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    Un estudio muestra que pocas personas codician el trabajo de un gerente de nivel intermedio, ¿pero quién podría culparlos? Aquí las razones, según un artículo de Financial Times.

    Apenas un tercio de los consultados por CareerBuilder dijo sentirse atraído por la idea de ser gerente.

    Hace poco, se le preguntó a miles de trabajadores enEstados Unidos si les gustaría la idea de ser promovidos al rango de gerente. Uno podría pensar que la mayoría dijo que “sí”.

    Después de todo, se supone que EE.UU. es la tierra de las oportunidades y toda la vida empresarial se basa en el principio de que es mejor estar en un peldaño más alto en la escalera jerárquica en el trabajo, afirma Lucy Kellaway de Financial Times.

    Para sorpresa de muchos, los encuestados no dijeron “sí” para nada. Apenas un tercio de los trabajadores consultados por CareerBuilder dijo sentirse atraído por la idea de ser gerente. Los dos tercios restantes dijeron que “no, gracias, prefiero seguir con el humilde trabajo que tengo”.

    Dentro de los resultados hubo algunas variantes tristemente predecibles. Por ejemplo, el 40% de los hombres querían ser promovidos, frente a solo el 29% de las mujeres. Algo menos previsible fue que los gays y las lesbianas resultaron ser más ambiciosos que la gran mayoría, con un 44% de ellos que aspiraban a ser líderes.

    Entonces, ¿por qué la mayoría de la gente no quiere ser gerente? Más de la mitad de las personas explicaron que les gustaba el trabajo que tenían, por lo que no veían ninguna razón para cambiarlo.

    “Esto me parece una excelente razón. Dado que la pirámide tiene su parte más ancha en la zona inferior, es bueno si un montón de gente está feliz de seguir así”, opina Lucy Kellaway. “Es solo una pena que estamos tan enganchados a la idea de progreso, que damos poco valor a este estilo de vida”, agrega.

    Alrededor de un tercio de los consultados dijo que lo que les desanimaba más eran las largas horas y la responsabilidad que implicaba ser un gerente, lo cual también es bastante justo.

    Una minoría pequeña no quiso aspirar a un ascenso porque dijo no tener las cualificaciones. “Esta fue la única mala razón dada –es una vergüenza y un desperdicio. Hay muchas cosas que impiden a las personas convertirse en grandes gerentes, pero la falta de cualificaciones formales casi nunca es una de ellas”.

    Algo implícito en todo esto es una verdad que las empresas tratan de callar. Ser un gerente de nivel intermedio es el trabajo más ingrato que se ha podido crear. Los trabajadores no son idiotas – ellos ven lo que las personas por encima de ellos están haciendo, y piensan: “de ninguna manera”.

    Si alguien todavía se aferra a la fantasía de que va a ser bonito ser un gerente de nivel medio, un estudio publicado la semana pasada por Harvard Business Review pone las cosas en claro. El estudio analizó a las empresas con unos 320,000 trabajadores, y examinó el perfil de ese 5% que están menos felices en el trabajo.

    Los investigadores esperaban encontrar que estos 16,000 tristes trabajadores eran en su mayoría ‘obreros oprimidos’, o ‘genios incomprendidos y malhumorados’ o ‘incompetentes sin remedio que podrían ser despedidos en cualquier momento’.

    En vez de eso encontraron que el típico perfil de aquellos descontentos con su trabajo era bastante diferente. En su mayoría eran gerentes de nivel y desempeño intermedio. Antes de asumir su cargo, les iba perfectamente bien y habían estado trabajando en la empresa entre cinco y diez años.

    Estos gerentes dieron una letanía de razones de su miseria: se sentían menospreciados, con exceso de trabajo, no escuchados, atascados y con una sensación de no encontrar sentido a las cosas. Pero la mayoría se quejaron de que las personas por encima de ellos no eran la gran cosa.

    Entonces, ¿qué se puede hacer? Los autores de la encuesta blandamente concluyeron que todo es una cuestión de liderazgo. “Cada empleado merece un buen líder”, dicen.

    Bueno, sí, pero todo el mundo se merece todo tipo de cosas en la vida que a menudo no reciben, incluida una buena salud, libertad de expresión y tres comidas al día.

    “La mayoría de nosotros no vamos a conseguir un buen liderazgo y, aunque lo hiciéramos, no ayudaría mucho a aquellos en el mando medio. Casi todas las empresas son necesariamente disfuncionales y el lugar donde la disfunción duele más es el rango medio”, opina Kellaway.

    De las personas que conozco que más detestan sus trabajos, todos están atrapados en esta posición. Su trabajo es poner en práctica las malas decisiones tomadas por otros. Su trabajo es asumir la responsabilidad de cosas por las que no tienen la culpa. No puede ir hacia arriba ni hacia abajo y están más expuestos que nadie a las cambios bruscos en la política de la oficina. No es para nada agradable.

    El verdadero problema no está en la cima. Está en la parte inferior. Es cómo usted convence a gente trabajadora y decente que vale la penatratar de avanzar.

     

     

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